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sábado, marzo 26, 2005

Mipilapanepesapa de mi vida 

Ayer a la madrugada, justo a las 03.33 a.m., estaba dando vueltas mentales y pretendiendo entender un poco sobre cualquier cosa, tarea difícil si las hay. Cuando espontáneamente me sale esta actitud, lo que más me gusta es estar cómoda. Entonces me descalcé, vi mis dedos de los pies deformes una vez más y me dije que si alguna vez alguien se enamorara de dedosdelospies, no sería justamente de los míos. En cambio, si alguien vomitara por los dedos de los pies sí sería por los míos, creo. La cuestión es que estaba yo tratando de entender un poco más sobre cualquier cosa y no podía. No podía, no podía, no podía porque algo me fastidiaba. No sé bien si, pero seguro que. Esperé siete minutos y me di cuenta. Lo que me molestaba es que tenía ganas de devorar un sándwich de milanesa. El problema, ya sabía yo, era que donde yo estaba no había milanesas y mucho menos sándwich de. Así que tendría que idear un plan, una estrategia milaneseril, un cómo hacer llegar el pedazo de carne con pan rallado hecho sándwich a mis manos. Si tan sólo pudiera llamarla, Sra. Milanesa venga para acá y ella solita se levantara, se lavara los dientes (porque una milanesa con dientes sucios puaj puaj) y viniera hasta mí, creo que sería una de las personas más felices de todo el universo este tan gigante que tenemos. Lamentablemente, la milanga no tiene cepillo de dientes así que mi plan va a ser un poco imposible. Igual creo que ya no me importa, se fue el hambre y, como siempre, no dio explicaciones.

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lunes, marzo 21, 2005

Qué quemo 

Cuando el esquema se quema, hay que ver quién es el que quema. O quién es él, que quema. O quién es él... ¿qué? ¿quema?

¿Qué, má? ¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? Mmmm... ah!

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jueves, marzo 10, 2005

Vidas 

Cecilia era una nena traviesa. Si, bastante. De esas que desaparecen y vuelven todas embarradas, o dejan huellas de témpera por la pared blanca, o transforman algún papel importante en la comida del perro.
Tenía dos años y estaba acompañando a mamá que limpiaba la cocina. Hornallas, pileta, heladera. Horno. Sonó el teléfono. Mamá fue a atender y dejó el "Hornolín" preparado. Sí, el nombre es muy gracioso (hornolín, ja). Lo que no es gracioso es que Cecilia se haya tragado el ácido y se le haya deshecho el esófago.
Ahora tiene 24 años, muchas operaciones encima y ganas de no vivir más.

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sábado, marzo 05, 2005

Libros, pasiones, historias... 

Ella viajaba en el subte con un libro que amaba. Creo que estaba decidida a casarse con el libro, si él aceptaba. Bajó apurada y, sin darse cuenta, lo dejó sobre el segundo asiento abajo de la ventanilla izquierda del tercer vagón. Después iba a llorar.
Cuando la otra persona lo encontró, creyó enamorarse también. Y nunca más quiso separarse de esas hojas apiladas una detrás de otra envueltas en tapa amarilla.
El libro nunca se preocupó demasiado por su primer amor, y hasta dicen que disfruta de la infidelidad. Ahora lo miman con comentarios en lápiz y señaladores caros.

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martes, marzo 01, 2005

Efectos mediáticos 

Ibamos mis piernas, mi mochila y yo caminando por la plaza. Y la señora, chiquita y de paso apurado, nos seguía bien pegadita desde que bajamos del colectivo. Después de pasar por el medio de la plaza y hacer uno, dos, tres, cuatro pasos las palabras fueron más o menos así:
- Hay que tener cuidado, nena. Dicen que esos de ahí están todos drogados y a partir de las siete, roban -
- Ehm.. sí. Son siete menos cinco igual. Gracias. -
- ... -.
La señora siguió y yo me reí.

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