domingo, noviembre 30, 2008
Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido
El colectivo se lo llevó por delante. Era un viejo. Iba con su bicicleta por Avenida San Martín, pasaba justo por Agronomía. Cantaba. Desde adentro del bondi se escuchó un PLAC. Pará, flaco, pará que tocaste a alguien. Se abrieron las puertas, la gente miraba. Sólo uno -el que dijo "pará, flaco, pará"- reaccionó rápido. Debe haber sido héroe en alguna otra vida. El viejito estaba tirado con el cordón de la vereda transformado en almohada. La bicicleta, al lado, despatarrada. El pelado de reacción rápida que debe haber sido héroe en otra vida buscó en la mochila del viejito. Encontró un celular. Llamá a la casa. No, llamá a la policía. Las personas empezaban a rodear al viejito tirado. Los autos curiosos pasaban más lento. Estaba lejos, no sé cómo lo toqué. Alguien me sale de testigo, pregunta el chofer. Llegó una ambulancia que habían llamado los de la estación de servicio de en frente. Bajó el médico, preguntó qué pasó, nadie dio versiones de responsables. Sabés en qué día estás, le decía el médico al viejito. Un, dos, tres, lo subieron a una camilla y se lo llevaron. Ya no quedaba nadie.
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jueves, noviembre 20, 2008
Solución
Le regalaría autos con choferes a todas las mujeres embarazadas sólo para no tener que cederles más los asientos del colectivo.
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domingo, noviembre 09, 2008
Otra historia que no merece ser contada
Nos encontramos en el bar en el que nos habíamos visto una única vez, hacía meses. De repente, me volví protagonista de una pseudo cita a ciegas, por qué hago estas cosas. Él hablaba irritablemente así: he venido, he dicho, he hecho, he vivido, no-se-te-va-a-ocurrir-usar-pasado-simple-eh. A los veinte minutos, mi mente imaginaba un plano general en picado desde el techo del bar seguido de una secuencia de planos detalles de mis ojos distraídos, de mis manos impacientes, de un reloj y él que era una catarata de palabras, entre las que no faltaron: "mi hija", "desocupado", "nada", "tipo", "soy budista" (?) , "depresión", "la colina de la vida" y "la esperanza".
Cuando mirar, asentir y sonreir ya era muy aburrido, estacioné mis esfuerzos por ser cortés y me fui. Ni final interesante hay, puro exceso de catálisis.
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Cuando mirar, asentir y sonreir ya era muy aburrido, estacioné mis esfuerzos por ser cortés y me fui. Ni final interesante hay, puro exceso de catálisis.
jueves, noviembre 06, 2008
Re tomando mi fa sol la... sí!
